El Manejo Integrado de Plagas (MIP) requiere la utilización de todos los recursos necesarios, por medio de procedimientos operativos estandarizados, para minimizar los peligros ocasionados por la presencia de plagas. A diferencia del control de plagas tradicional (sistema reactivo), el MIP es un sistema proactivo que se adelanta a la incidencia del impacto de las plagas en los procesos productivos, buscando y detectando las causas y/o las situaciones predisponentes.
El objetivo principal es disminuir al máximo los factores de riesgo que posibilitan la proliferación de roedores e insectos a través de mejoras ambientales, culturales y de infraestructura y paralelamente minimizar la aplicación de productos tóxicos a fin de prevenir su exposición al contacto humano y evitar contaminaciones innecesarias. Hoy en día, en la mayoría de los países desarrollados su implementación es obligatoria y se encuentra regulado por organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El sistema MIP integra 3 grandes rubros: el control preventivo (colocación de barreras físicas para evitar el ingreso de plagas, tales como guardapolvos, burletes, mallas mosquiteras, rejillas de drenajes), control cultural (personal mantenga la puerta cerrada, no consumir alimentos dentro de áreas restringidas, no introducir tarimas o materiales que estuvieron en patios externos) y control directo (aplicación de plaguicidas cuando exista la presencia de plagas, colocación, revisión limpieza y mantenimiento de equipos de control permanente como trampas para roedores, trampas para insectos) con la finalidad de prevenir y controlar distintos tipos de plagas, animal (insectos y/o vertebrados) o patógenos que por su localización, hábitos o tamaño de su población genere daños a la salud del hombre, a la estética y la estabilidad de las instalaciones o de sus productos.
El MIP desempeña un rol fundamental en la implementación de los sistemas de gestión de calidad y constituyen un prerrequisito fundamental para los sistemas de control:
Bajo esta metodología de trabajo, cada proceso productivo constituye un caso único que requiere un Programa de MIP, un nuevo concepto, una nueva filosofía de control de plagas, con procedimientos alternativos y prioritarios a la simple y rutinaria aplicación de insecticidas, que incluyen medidas preventivas, tácticas de exclusión, monitoreo, uso de trampas, higiene y modificación del hábitat, barreras físicas, control mecánico, manejo etológico o del comportamiento de la plaga entre otros
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